¿Qué tanto te conoces? Muchas veces creemos conocernos, tenemos espejos que nos dicen cómo nos vemos, y terceros que nos hacen sentir apreciados o no; nuestras conquistas, logros o aciertos nos han permitido tener certezas, que aumentan nuestra confianza en la realización de algunas tareas, actividades o destrezas; a veces les llamamos nuestras virtudes, nuestros dones, o utilizamos un “yo soy buen@ para…”; y si te dijera que además puedes ser buen@ en otros aspectos, o en todos; que el negarte a experimentar, probar, indagar otras maneras de hacer algo, puede disminuir tus posibilidades de crecimiento, incluso disminuir la calidad con que desarrollas eso en lo que te sientes virtuoso. Piensa en las actividades, o movimientos que ya no puedes hacer como antes... ¿Qué ha disminuido su eficiencia, será sólo culpa de los años, o habrá otros factores que afectan tu corporeidad? “Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado, es pensar en lo escu
CAOS Ciudad, trafico; una bodega incrustada cual bomba atómica; distancia, dolor, impotencia, respiro, distancia. Perder al amar, puede ser la rebeldía a la norma; el dolor un signo de debilidad, o de éxito; depende el lugar de la tribuna de ocupes. Sólo queda reír; la levedad de fluir, en ocasiones pesa cual tortura, o eleva cual cometa; amar es una opción, sus consecuencias premios o castigos, nada más, vivir es asumir el presente y sus consecuencias.
Entre recibir halagos y críticas, debo confesar que he valorado más las críticas... Un halago puede hacerte creer que estás dando lo mejor, te crea un techo y en ocasiones puede hacerte subir el ego, cegando tu perspectiva. Una crítica te permite preguntarte, re-evaluarte, incluso te estimula a hacerlo cada vez mejor, una crítica abre un mar de posibilidades, soluciones, retos, etc. Gracias a prestar mi oído más a las críticas que a los halagos, me he construido sólidamente, pero también debo resaltar la importancia de saber recibir un halago, alegrar la autoestima sin dejar que el ego dance en su sordera, poder aceptar el reconocimiento de los aciertos también es necesario. Equilibrio necesario, aunque difícil de lograrlo.
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